Insistes, te aferras. La idea que rasguña el fondo de mi cabeza, en busca de libertad. Escapa en los hechos; en mis pasos, nublando mis ojos hacia el interior. Y escribo sonriendo que todo está mal.
Y es que nada lo está. Porque todo lo está, y soy feliz.
Amante de la música, pseudopsicólogo, probablemente un poco psicótico, pero por sobre todas las cosas creyente en el amor
miércoles, 5 de diciembre de 2012
martes, 2 de octubre de 2012
That’s about the time it takes your mind to break
Viajamos de un círculo a otro, extendiéndonos, tratando
desesperadamente de trazar una línea recta con un compás. Vamos creando ciclos
a partir de otros, dibujando circunferencias que se traslapan; hábitos que
nacen de otros, vicios engendrados por otros vicios. Finalmente el nuevo
círculo vivido no tiene ya nada en común con aquél del cual partimos hace tantos
años. Y vuelve a comenzar.
domingo, 26 de agosto de 2012
Cuando
Cuando lucha y caricias se vuelven uno solo, el límite eres tú y no el tiempo.
Cuando la mente calla y los latidos son palabras; cuando la piel es el lienzo, el óleo y el pincel.
Cuando soy. Cuando eres.
Cuando vivo y no pienso.
Cuando la mente calla y los latidos son palabras; cuando la piel es el lienzo, el óleo y el pincel.
Cuando soy. Cuando eres.
Cuando vivo y no pienso.
jueves, 26 de abril de 2012
Religión: de volantes y peatones
La gente cree y confía por sobre todas las cosas en las preferencias de las calles. Mas que en Dios, Alá o cualquier dios o santo. ¿De qué otra manera se puede explicar que alguien vaya conduciendo a más de 60km/h en un crucero con los ojos cerrados mientras ríe al hablar por celular? Esto es fe ciega si me lo preguntan. Es por eso que he decidido de ahora en adelante dejar de rezarle a Dios, y dedicar mis plegarias a las preferencias de las calles, en quienes tan ciegamente se puede confiar.
viernes, 23 de marzo de 2012
¿Y qué más da que mi mente vuele? La puedo alcanzar. Se me escapa a cada segundo, se bloquea y se abre más que antes. Salta de un pensamiento a otro. No estructura; no hace falta. En ella nada tiene pies ni cabeza, nada está predispuesto o tiene un camino a seguir. Todo fluye. Todo fluye hacia ningún lado. No hay lenguaje, ni idioma que la pueda aprisionar. Ni siquiera imágenes. Millones de pensamientos se muestran, uno a uno, todos a la vez, no me interesa... y no los ven mis ojos. Los siente el vibrar de mi cuerpo. Los siente cuando no puede sentir. Los vive cuando se siente morir.
No, no hay rimas... ni poesía, ni retórica o prosa. No hay rítmica que me aprisione. Sin embargo todo fluye con música; el verdadero control. Pero es una tonada cambiante, voluble e irascible que nunca se deja caer en la monotonía... y eso es lo que tengo que sacar, expresarla, pulsarla en una cuerda, en una tecla, en mi garganta o en un latido. No tiene sentido, y esa es su belleza. La ausencia de una búsqueda de definición le otorga una hermosura infinita. Relámpagos. Ojos cerrados. Ojos abiertos, comas puntos reglas no hacen falta, todo sale en un único torrente de atropelladas palabras impotentes que intentan reflejar esa imperfección perfecta que es ser... el no ser. El existir
y por el momento, todo calla...
No, no hay rimas... ni poesía, ni retórica o prosa. No hay rítmica que me aprisione. Sin embargo todo fluye con música; el verdadero control. Pero es una tonada cambiante, voluble e irascible que nunca se deja caer en la monotonía... y eso es lo que tengo que sacar, expresarla, pulsarla en una cuerda, en una tecla, en mi garganta o en un latido. No tiene sentido, y esa es su belleza. La ausencia de una búsqueda de definición le otorga una hermosura infinita. Relámpagos. Ojos cerrados. Ojos abiertos, comas puntos reglas no hacen falta, todo sale en un único torrente de atropelladas palabras impotentes que intentan reflejar esa imperfección perfecta que es ser... el no ser. El existir
y por el momento, todo calla...
jueves, 2 de febrero de 2012
Cómo escribir una historia de misterio
Aquel libro negro que llevaba consigo a todos lados era su
vida. Si su vida estuviese definida por la impresión que tenia de sí mismo y
por su puntualizada descripción de todo lo que rondaba por su cabeza. Acaricio el
lomo de vinil de aquel dañado ejemplar. Su rasgado encuadernado imitación cuero
servía más de carpeta que como portada de un libro. Era como su garantía; le
daba seguridad sentir su peso, pensó cuando lo guardaba en el bolsillo de su raída
gabardina. El numero de hojas que contenía rebasaba por mucho su contenido
original; cientos de hojas amarillentas y maltratadas debido a su descuidado
acomodo se amontonaban entres sus forros. Una historia sin trama, a la que
constantemente debían añadírsele nuevos acontecimientos.
Miro nerviosamente a ambos lados mientras entraba en esa
pequeña callejuela. Su paso errático marcado por la cojera fruto de un lejano
incidente se apresuró, intentando en vano al mismo tiempo evitar pisar alguno de los
numerosos charcos estancados en el adoquín; había estado lloviendo.
Sin darse cuenta paso por debajo de un chorro de agua que caía
desde uno de los desagües de lluvia ubicado en la azotea de una de las
derruidas construcciones que flanqueaban el camino. Maldijo en voz baja
mientras se acomodaba el sombrero.
Se sentía un poco ridículo, como uno de esos estereotipados
y sombríos personajes al inicio de una novela de suspenso o de terror; pensaba
que ir cubierto de pies a cabeza completamente de negro con una gabardina y un
sombrero le confería un aspecto algo siniestro. “Supongo que depende del punto
de vista de quien me vea” reflexionó, apretando más el paso. “No cualquiera aprobaría
lo que me dirijo a hacer”. Ahogó una débil risa y avanzo con una media sonrisa
en sus labios.
Volteó a ver su reloj y de nuevo dejo escapar un juramento. “Es
tarde” pensó. “Muy tarde”.
sábado, 28 de enero de 2012
Tengo mi piel
Escribía y las palabras seguían saliendo. Chorreaban sobre
la pagina como lo harían lagrimas sobre las mejillas; lentamente, pero con un
seguro destino de devolver todo a la tranquilidad. Pensaba y pensaba, se
devanaba los sesos; era tan difícil hallar un camino en su mente sin perderse
entre las miles de imágenes que desfilaban frente a él. Era como caminar en un
laberinto, continuamente se encontraba con pasillos que terminaban en una alta,
fría e impasable pared. Todo lo que escribía ya había sido escrito, todo cuanto
decía era una combinación de palabras gastadas y viejas utilizadas por todos
aquellos que antes de él, se vieron presos en una lengua que los obligara a
conceptualizar su sentir. Pero sentía, y esto no tenía nada que ver con lo que
sentían los demás; esto era algo único, propio. Nunca nadie había sentido lo
que recorría su torrente sanguíneo; nunca nadie había sentido esa palpitante aglomeración
de sensaciones, imágenes, sentimientos, ideas… y nunca nadie la sentiría; era
suya, porque en ese momento emanaba de cada poro de su cuerpo, regodeándose en
cada curva e imperfección de su piel. No había manera de describirlo y nunca
nadie la hallaría. Lo que sentía, si es que se le podía definir así, era indescriptible.
Cualquier intento de describirlo lo encasillaría en uno de tantos y tan
estereotipados “sentimientos”; perdería su excepcionalidad. Y no era porque fuera mejor o superior a lo que sentía el resto de la humanidad. Era porque se
negaba a arrojarlo a un incompleto mar de letras, palabras, sintaxis y gramática
que le arrancaba la esencia a todo.
Pero es todo con lo que contamos – pensó. Y se negó a
creerlo. Se dedico a rechazarlo con todo su inútil esfuerzo. No había manera de
salir de él. ¿Cómo podía transmitir lo que sentía si sólo contaba con 27 aliados,
cautivos de antiquísimas concepciones?
Entonces ella lo besó. Y él lo comprendió todo.
jueves, 19 de enero de 2012
Cada cabeza es un mundo... cada mundo, mil historias
Sigues una historia, y luego otra. De esta última parten dos más, tal vez tres. Nunca dejas de escribir, fluyen los relatos engendrados por un relato anterior. Todos relacionados. Tal vez complentarios uno de otro, tal vez contrastantes. El punto es no parar, no despegar la punta de la pluma del papel (bueno, en este caso, mis dedos del teclado). Si tienes una historia que contar compártela, si no la quieres compartir plásmala en lo que sea que te permita conocerla después. Las ideas vienen y van, son un mar constante de contradicciones fluyendo en todas direcciones. El camino que elegido lleva a un lugar y a un final completamente opuesto. Uno desearía explorarlos todos. Perderse en cada una de las infinitas posibilidades originadas a través de las distintas líneas de pensamiento. Sería como querer averiguar el final de cada gota de lluvia o conocer el destino de cada una de las cuentas de un collar destrozado. Sólo queda imaginar y abarcar lo más que se pueda. No todas las historias son buenas, no todas tienen un final feliz, o un final siquiera. No es posible hilarlas todas o catalogarlas en un género. Es el deber de un escritor, lo cual no soy, aunque conozco personalmente a algunos, el encontrar el balance exacto, el punto de equilibrio para seguir y crear un relato que sea tan maravilloso como las mejores de las posibilidades dictadas por su mente. En cambio es el deber de cada ser humano, el nunca acallar esas historias, nunca esconder esas palabras e intercambiarlas por ideas preconcebidas, distracciones banales y basura colectiva. El tesoro más grande es tu mente, y si tienes la capacidad de estructurar tus pensamientos, mejor aún. Vive, sueña y disfruta el interior de tu cabeza y disfrutarás aún mas el exterior.
martes, 17 de enero de 2012
Porque lo he robado...
Y la gente nos criticaba. Nos juzgaba. Me juzgaba. Obviamente ninguno de ambos habíamos jamas sufrido por amor, por la falta de él. Por traición, derrota y olvido. Por desgaste, rutina y fantasmas del pasado. Por muerte, asesinato, como quieran llamarlo. Por alcohol, drogas y prisiones mentales. Nunca sufrimos de estos ni de otros innumerables e incontables dolores. Ambos recibimos el amor en nuestras manos, presentado como una ofrenda injusta para el resto del mundo. Servido en bandeja de plata. Porque siempre fue fácil obtener este amor. Mantenerlo. Porque todo el mundo sabe que el amor crece solo. Es cuestión de una mirada, una sonrisa, dos palabras, cinco letras, un roce y mariposas en el estómago. Y en cambio el mundo sufre gratuitamente, sin razón. Porque la vida es injusta, porque somos el caso fortuito del lugar preciso en el momento preciso. Por qué nosotros sí y todas las almas torturadas, patéticas y miserables no? Nosotros dos nunca pertenecimos a ese linaje, cierto? Nosotros dos nunca pasamos por esa agonía de tener que cargar con nuestros problemas y los de alguien más en soledad, verdad? Critiquen pues, a este par de individuos que se encontraron y se aman por simple y llana buena fortuna. Nos hemos regodeado mezquinamente en nuestro mal habido amor, en nuestra robada adoración. Odien pues, deséennos mal. Añoren nuestro inmerecido lugar. Mi inmerecido papel en esta relación generada espontáneamente y de la nada, en la que mi única acción ha sido aprovechar sus recompensas, cual monarca absolutista, recogiendo lo merecido para otros. Porque lo he robado.
Mi sarcasmo es para ustedes, mi sufrimiento ha sido real. Su sufrimiento lo ha sido también, incluso más grande que el mío. Y no terminará. Igual que el del resto del mundo. Así pudranse, estamos aquí por lo que vivimos, sin esperar lo que tenemos a cambio. No vuelvas a decirme que el amor nace, crece y se mantiene solo, sin siquiera merecerse. No lo escribas, ni lo sientas, ni presumas. Que ni siquiera cruce por tu mente. Nunca.
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